¿Cómo elegir la estrategia de negocio?

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Todo negocio necesita de una estrategia para poder ser más competitivo y alcanzar los objetivos corporativos de manera eficiente. Y el tuyo no tiene que ser la excepción. Si querés que tu negocio se posicione exitosamente en el mercado, no podés dejar pasar por alto la estrategia inicial.

Pensar que se puede prescindir de una estrategia corporativa es un error, ya que es la espina dorsal para el buen funcionamiento del negocio, a través de la cual se medita, planifica, incluso se plasma la forma en la que la compañía quiere actuar.

Es una guía fundamental que marca el camino a seguir para lograr cada propósito premeditado.

¿Cómo definir tu estrategia de negocio?

Para seleccionar la estrategia que mejor se adapte a tu empresa, tenés que valorar diferentes opciones, a través de un análisis concreto de las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades que te rodean.

Este análisis inicial te permitirá conocer y medir tus posibilidades para seleccionar tu estrategia.

  • Debilidades: analizar las debilidades te permitirá encontrar aquellas áreas en las que estás limitado o estás a tiempo de mejorar. Es importante que te tomes un tiempo para esto, y purgar tu proyecto de puntos flacos.
  • Amenazas: una de las grandes amenazas al acecho es, sin dudas, la competencia. Por lo que conviene siempre estudiarla para dar con las acciones que pueden debilitar tu posición en el mercado. Averiguá qué estrategias lleva a cabo, y cuáles son las que utilizan los mejores de otros sectores como guía para diseñar la tuya. La clave es diferenciarte. Otras amenazas, no menos importantes, son el entorno económico, político, financiero, industrial, y hasta tecnológico del mercado. Debés prestar mucha atención a todas las variables que puedan cambiar el mapa actual del mercado del que formas parte.
  • Fortalezas: pero también, deberás encontrar tus puntos fuertes de tu proyecto, las fortalezas. Identificar todas aquellas características positivas que te diferencian de tu competencia; lo cual te ayudará a plantear un punto de partida. en este punto, también es importante llevar un seguimiento y control continuo para verificar su eficacia, e introducir las modificaciones necesarias para el mantenimiento de dichas cualidades.
  • Oportunidades: por supuesto que en el proceso, no hay que perder de vista las oportunidades. Tenés que ser capaz de encontrar en el mercado al que estás dirigido aquellas características que puedan resultar óptimas para introducir tu servicio.

La diferenciación es la clave de la ventaja competitiva. Consiste en una lucha constante por mantener las características o atributos que muestran su diferencia. Las empresas siempre deben tratar de ser eficientes, pero además diferenciarse constantemente, por lo que deberán conocer a fondo las características de su cliente objetivo. Por último, es conveniente disponer siempre de un plan B, incluso de otros más, bajo la modalidad “prueba y error”, por si el plan inicial no surte el efecto deseado.

El mundo empresarial se encuentra en constante evolución y cambio. Cambian las tendencias, las necesidades de los consumidores y usuarios, las herramientas que se utilizan, incluso la normativa legal. Por eso, tu estrategia corporativa no puede ser rígida. Toda estrategia tiene una serie de ventajas pero también de inconvenientes; por lo que tenés que valorar los posibles riesgos, medir sus consecuencias y buscar soluciones factibles.

Son muchas y muy variadas las estrategias que podés diseñar y de las que te podés beneficiar. Sin embargo, no todas las estrategias serán igual de productivas para tu negocio. Todo dependerá de tus intereses y de las características de tu empresa.

Ahora bien, si sos capaz de diseñar una estrategia diferente, innovadora, creativa, llamativa y eficaz, el éxito estará asegurado.

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